El entorno es un determinante en nuestras vidas. Impacta en temas importantes como nuestra economía, nuestra forma de pensar o nuestro nivel de salud, entre otras. Sin embargo, cuando pensamos en el ámbito de la salud, tendemos a darle más responsabilidad a las acciones individuales o bien al sistema sanitario. Pero ¿por qué no exigimos también un entorno saludable?
El entorno lleno de estímulos
A pesar de creernos que somos seres racionales, nuestro comportamiento es en gran parte irracional y emocional. Por mucho que queramos no somos capaces de controlar la reacción a los estímulos a los que nos afrontamos. Por poner un ejemplo, queremos estar en la playa cuando vemos a un influencer en una playa paradisiaca, o conducir un coche de alta gama durante su anuncio televisivo de Navidad.
Del mismo modo, no podemos controlar el apetito cuando vemos mucha comida y encima de gran palatabilidad (nos hace comer más porque evita la saciedad del organismo). De manera positiva la gente hace más deporte al ver otros (ahora mismo se celebran los juegos olímpicos y como ya vimos en Tokio provoca a otros a seguir la práctica deportiva). https://www.topdoctors.es/blog/olimpiadas-tokio-2021-hasta-un-30-de-las-personas-que-ven-los-jjoo-practican-mas-deporte-y-prueban-nuevas-disciplinas/
Por estos motivos, sería notablemente positivo exigir un control más riguroso de los anuncios que nos muestran, de las emisiones televisivas, de las imágenes en redes o de la adecuación de pueblos y ciudades para una mejor salud. Si veo a más gente correr, comer una ensalada, reir, estar en forma y poder bailar a los 90 años, va a haber un aumento de mis ganas por tener mejor salud.
La peor parte es que encima nos encanta culpar a la gente que tiene menos control de estas acciones, y les acusamos de su falta de fuerza, su poca responsabilidad o la poca motivación.
Más allá de los estímulos
No sólo influye de manera indirecta el entorno en nuestra salud, también lo hace directamente. Sabemos de buena forma que la calidad del aire, la potabilización del agua, el control de ruido o la gestión de residuos son importantes para nosotros.
Cabe mencionar a parte por su alto valor y por su escasa atención a las relaciones sociales. La soledad es un factor causal de enfermedades como el cáncer, la depresión, el dolor o incluso la mortalidad en sí misma. Y lo curioso es que estamos en un mundo muy conectado, pero que ha dejado de lado a las relaciones de alta calidad (esos amigos que se cuentan con una sola mano).